Por Jorge de Jesús
Benítez Correa.
Desde el
paisaje admiro el paso del tiempo. Son los colores, las texturas y el ambiente
que, a través de mis sentidos, anclan mi existencia a este mundo.
Nada en la
naturaleza es estático, la vida que crece a mi alrededor, sucede a partir del
movimiento. Así pues, la frágil rama que ayer se mecía a merced del viento, hoy
me ofrece su sombra para escribir estas líneas. Al final de la jornada,
envuelto en las raíces del viejo guardián, percibo la paz que solo encuentro en este lugar.
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